martes, 2 de marzo de 2010

Introducción

Las cerámicas vitrificadas de cocción a alta temperatura se originaron durante el período Shang (siglos x al ih a. JC.) en China, Siam y Corea, donde se descubrieron yacimientos naturales de minerales que permitieron a los alfareros desarrollar cuerpos de arcilla y estructuras de hornos adecuados para la produc­ción de gres y porcelana. No parece probable que se tratase de un cambio brusco, originado por descubrimientos radicales, sino de un proceso gradual a través del paulatino incremento de las temperaturas de cocción y del refinamien­to de las técnicas de modelado, decoración y barnizado. Se conoce la existencia en China y Japón de yacimientos de arcilla de China o caolín, cuya plasticidad permite el modelado y la cocción de porcelana sin modificación ni aditamento alguno. El interés en la producción de la porcelana o un gres refinado radicaba no tanto en el deseo de obtener un cuerpo translúcido como en la búsqueda estética de un material frío y duro como el jade, con un tono metálico al ser golpeado similar al del bronce. Esta es la razón por la que abundan tanto los celedones en distintos matices de colores fríos en las colecciones de cerámica china, coreana y japonesa.
La artesanía de las cerámicas de alta temperatura se introdujo supuestamente en Japón, a través de Corea, durante el siglo va. JC. Sin embargo, la producción de porcelana en Europa no tendría lugar hasta el siglo xvn.
La porcelana era uno de los objetos de comercio entre China y el resto del mundo conocido, especialmente el Oriente Medio (Persia y Siria), siendo transportada por vía terrestre, junto con la seda, a través de la denominada "ruta de la seda". Algunas de estas piezas se fueron introduciendo gradualmente en Europa. El término porcelana deriva presumiblemente del italiano porcella -una pequeña concha marina, blanca y translúcida- y fue introducido por Marcó Polo, que visitó China a finales del siglo xm.
La rareza y el refinamiento de la porcelana le confirieron un gran valor. Como es natural, tanto en Oriente Próximo como en Europa se produjeron muchos intentos de reproducción de este tipo de piezas, aunque con poco éxito. Carecien­do de los conocimientos necesarios para analizar el material a partir del cual se producía la porcelana, resultaba poco menos que imposible que un alfarero persa o europeo descubriese casualmente un yacimiento natural de caolín y lo reconociese como tal. Sabemos ahora que en las zonas donde se intentó la producción de porcelana existía caolín. Simplemente, éste no fue descubierto o reconocido en aquellos tiempos. Sin embargo, hacia 1580 se fabricó durante un corto tiempo en Italia una porcelana de pasta blanda, conocida como porcelana Medid.
Hacia finales del siglo xvn eran raros los reinos o principados europeos que careciesen de un alquimista tratando de transformar el plomo en oro y de descubrir un material que permitiese producir porcelana. Casi todos ellos habían descubierto que el grado de vitrificación de la porcelana china era similar al del vidrio, llegando lógicamente a la conclusión de que un material similar al vidrio triturado podría ser un componente adecuado de la fórmula. En 1673 se fabricaba en Rouen una porcelana de pasta blanda en la que se utilizaba un fundente vitreo. Las cualidades buscadas por los alquimistas europeos al intentar reproducir el gres refinado y la porcelana orientales eran la translucidez, la blancura y el tono metálico, ya que el parecido con el jade no tenía para los coleccionistas el mismo valor estético ni religioso.

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