lunes, 5 de octubre de 2009

Colores para vidriado de sal

Durante el proceso de vidriado de sal se produce en el horno una atmósfera de reducción, pudiendo ser necesario largos periodos de oxidación para conseguir colores vivos. Uno de los más usados es el cobalto, que produce azules de distintos matices en proporción de 0,25 por ciento a 2 por ciento. El hierro en forma de arcilla roja o de óxido de hierro añadido al engobe, con una proporción resultante de 1 a 3 por ciento (la arcilla roja puede contener entre un 4 y un 8 por ciento de hierro), produce colores tostados o naranjas y, en mayor proporción, ocres y negros. El titanio produce tonos jaspeados y, generalmente, se añade en forma de rutilo con una proporción del 4 al 5 por ciento, ya que éste introduce hierro, además de titanio, en el engobe. El cobre (en forma de sulfato de cobre) añadido a la sal se volatiliza y pasa a las piezas produciendo vidriados rojos (en condiciones de reducción) y/o verdes (en condiciones de oxidación). Se deposita también sobre el revestimiento interno del horno, afectando a las ulteriores cochuras. Para evitar este efecto se pueden depositar pequeñas cantida­des de cobre en lugares concretos a fin de restringir la coloración. El cobre, en forma de óxido o de pequeñas tuercas y tornillos, se colocará en cajas refractarias cerca de las piezas que se pretenda colorear.
La mezcla de colores produce resultados más sutiles y variados. Dado que todo el proceso de vidriado de sal es, en cierto modo, impredecible, requiere una buena dosis de experimentación, lo que confiere un carácter de aventura a tan interesante (aunque, en ocasiones, desalentador) procedimiento cerámico.

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